Las aftas en la boca son uno de los problemas de salud bucal más comunes que pueden causar molestias y dolor. Las aftas son pequeñas úlceras que aparecen en el interior de la boca, normalmente en las mejillas, la lengua, las encías o los labios. Su tamaño puede variar de pequeño a grande, y pueden ser bastante dolorosas. Las aftas suelen curarse por sí solas en dos semanas, pero aún se desconoce su causa. En este artículo hablaremos de las causas, la prevención y el tratamiento de las aftas en la boca.
Causas de las aftas en la boca
Se desconoce la causa exacta de las aftas en la boca, pero hay varias posibles. Se cree que ciertos alimentos, como los cítricos, los tomates, los frutos secos y el chocolate, desencadenan las aftas, en algunas oportunidades. Otras causas posibles son el estrés, los cambios hormonales, un sistema inmunitario debilitado o la falta de determinadas vitaminas y minerales.
Las lesiones en la boca, como morderse el interior de la mejilla o cepillarse los dientes con demasiada fuerza, también pueden provocar aftas. Ciertas enfermedades, como la celiaquía, la enfermedad de Behcet, la enfermedad de Crohn y el VIH, están asociadas a un mayor riesgo de aftas.
Otras causas posibles son: La pérdida de un diente o una infección natural, como infecciones periodontales, gingivitis o infecciones bacterianas de la boca, también se cree que pueden causar aftas. Algunas personas tienen una predisposición genética a desarrollar aftas. En estos casos, es más probable que la infección se produzca y se propague.
Prevención de las aftas en la boca
La mejor forma de prevenir las aftas es evitar los posibles factores desencadenantes. Seguir una dieta equilibrada y evitar los alimentos que pueden desencadenar aftas puede ayudar a reducir el riesgo. También es importante practicar una buena higiene bucal y evitar los alimentos demasiado calientes o demasiado fríos. Además, reducir el estrés y descansar lo suficiente puede ayudar a prevenir las aftas.
Otros métodos de prevención son evitar los dentífricos fuertes, utilizar un cepillo de dientes suave y enjuagarse con una solución de bicarbonato o sal. Asimismo, evite fumar y beber alcohol, que pueden irritar la boca y aumentar el riesgo de aftas.
Si ya tienes aftas, evita los alimentos picantes y ácidos, ya que pueden empeorarlas. Además, puedes aplicarte anestésicos tópicos o pomadas con corticoesteroides para ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
Tratamiento de las aftas luego de salir
Las aftas suelen curarse por sí solas en dos semanas, pero existen varios tratamientos que pueden ayudar a reducir el dolor y acelerar el proceso de curación. Los medicamentos de venta sin receta, como enjuagues bucales, geles y cremas, pueden ayudar a calmar el dolor y reducir la inflamación. Además, pueden utilizarse medicamentos con receta, como los esteroides, para tratar los casos graves.
Algunos tips muy prácticos para aliviar y eliminar el dolor tenemos entre ellos:
- Cremas o geles tópicos de venta sin receta que contengan benzocaína.
- Analgésicos orales de venta sin receta, como ibuprofeno o paracetamol.
- Una compresa fría y húmeda aplicada a la llaga.
- Una mezcla de mitad peróxido de hidrógeno y mitad agua aplicada a la llaga con un bastoncillo de algodón.
- Enjuagues bucales de venta libre que contengan ingredientes antisépticos como clorhexidina, timol o dexametasona.
- Evitar alimentos picantes, ácidos o duros que puedan irritar la llaga.
- Suplementos de vitamina B12, ácido fólico y zinc, que pueden ayudar a reducir la frecuencia de las aftas.
- Evitar dentífricos que contengan lauril sulfato sódico.
Remedios caseros para las aftas en la boca
Además de los medicamentos de venta con y sin receta, existen varios remedios caseros que pueden ayudar a calmar el dolor y acelerar el proceso de curación. Aplicar una pasta hecha de bicarbonato de sodio y agua directamente sobre la llaga puede ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
Aplicar una mezcla de agua oxigenada y agua a partes iguales puede ayudar a reducir el dolor y acelerar el proceso de curación. Otros remedios caseros incluyen la aplicación de leche de magnesia, aloe vera o aceite de árbol de té sobre la llaga.
En casos de inflamación extrema, puede que quieras buscar el consejo médico de tu doctor. Las aftas son un signo de sub-hidratación, por lo que, si están afectando a su dieta, es posible que desee considerar la adición de más agua a su rutina. Además, es posible que desee considerar beber mucha agua durante el día para ayudar a mantener un equilibrio adecuado de líquidos.
Alivios rápidos para el dolor
A continuación, algunas consideraciones básicas para tratar de obtener un alivio rápido de este malestar.
- Enjuágate la boca con agua salada templada. Esto puede ayudar a reducir la inflamación y limpiar la zona alrededor del afta.
- Evita las comidas y bebidas picantes o ácidas. Pueden irritar el afta y empeorar el dolor.
- Utiliza analgésicos de venta sin receta. El ibuprofeno o el paracetamol pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
- Aplica un anestésico sobre el afta. La benzocaína es un ingrediente habitual en los medicamentos de venta sin receta para las aftas, y puede ayudar a insensibilizar la zona y reducir el dolor.
- Utiliza un enjuague bucal o colutorio que contenga lidocaína. Esto puede ayudar a adormecer la zona y aliviar el dolor.
- Prueba un remedio natural, como la miel de bórax o el aloe vera. Ambos tienen propiedades calmantes que pueden ayudar a reducir el dolor y favorecer la cicatrización. Ten cuidado de no tragar ninguna de estas sustancias, ya que pueden ser tóxicas si se ingieren en grandes cantidades.
Conclusión
Las aftas en la boca pueden ser un problema doloroso e incómodo, pero existen varios tratamientos y remedios caseros que pueden ayudar a reducir el dolor y acelerar el proceso de curación.
Es importante evitar los desencadenantes conocidos, practicar una buena higiene bucal y reducir el estrés para ayudar a prevenir las aftas. Además, los medicamentos de venta libre y los remedios caseros pueden ayudar a calmar el dolor y reducir la inflamación.
Si las aftas persisten o se vuelven más frecuentes y graves, es importante consultar a un médico o dentista para una evaluación y tratamiento más exhaustivos. Con el enfoque y el tratamiento adecuados, las aftas pueden controlarse y prevenirse.